El sistema digestivo como espejo emocional
Agosto - 2025
El nudo que no es comida: el estómago se encoge. La comida ya pasó, pero el nudo se queda. No es hambre, no es acidez. Es otra cosa: una historia que tu cuerpo intenta contarte. El intestino no habla con palabras, pero se las ingenia para hacerse escuchar: a veces con presión, otras con cólicos o con un vacío inquietante.
Lo que dice la ciencia: la medicina lo llama eje intestino-cerebro. Un diálogo constante entre tu sistema digestivo y tu sistema nervioso. Tus intestinos están conectados a tu cerebro a través del nervio vago y millones de neuronas propias (sí, se llama sistema nervioso entérico). Cuando el estrés o la ansiedad bajan, este diálogo se altera: cambian los movimientos intestinales, se modifica la microbiota y aparecen síntomas como en el Síndrome de Intestino Irritable (SII).
Lo que dice el inconsciente: Freud nos enseñó en La interpretación de los sueños (1899) que los sueños hablan en símbolos. El cuerpo hace lo mismo.
• El estreñimiento puede simbolizar retener, no soltar algo que duele o incomoda.
• La diarrea, por el contrario, es soltar de golpe, casi sin control, aquello que no pudimos procesar.
• El dolor y los espasmos pueden ser la tensión física de un conflicto que no se resuelve.
Si pensás en tu síntoma como un símbolo, podés preguntarte:
“¿Qué es lo que no puedo digerir en este momento de mi vida?”
Detectar y calmar:
Pequeños pasos para escuchar a tu intestino y darle alivio:
1. Anotá tus síntomas y emociones cada día; detectá si se repiten en situaciones concretas.
2. Observá tus gatillos: personas, lugares o pensamientos que anticipan el malestar.
3. Respirá profundo y lento antes de comer, para relajar el nervio vago.
4. Elegí comidas suaves y fáciles de digerir en días de alto estrés.
5. Expresá lo que sentís: escribir, hablar o incluso dibujar puede aliviar la presión interna.